lunes, 12 de enero de 2009

"El gen que nos hace comer en exceso..."

... con este sugerente título la BBC nos regala en su página web el inicio de año.
Si este titular hubiera surgido hace unas semanas, en plena vorágine consumadora del pecado de la gula, bien pocos se hubieran acercado a leer las lineas, ya que es un asunto (el del peso específico) que uno "aparca" hasta pasadas las fiestas...
Hoy, a doce de enero, cuando todos y todas hemos vuelto a la normalidad es cuando una noticia de estas nos llama la atención: si bien Jesús vino a redimirnos de nuestros pecados, el reciente estudio llevado a cabo por unos investigadores británicos y publicado en el International Journal of Obesity (manda qüevos que exista revista especializada para el tema...) nos redime de la culpa de comer: hay predisposición genética...
Lo malo de estos estudios es que uno no suele hacerse estudios genéticos para saber si tiene o no tiene el gen simplemente (30% de la culpa!), si lo tiene por partida doble (70% de la culpa!!!) de los dos progenitores, o no lo tiene.
Al final, excepto en casos medicamente comprobados, la culpa es por abrir la boca en demasía y eso no necesita de ningún estudio ni de noticias...
A los 30 quilos añadidos a mi sombra no les aligera ni consuela el hecho que pueda existir un componente genético: hace 30 quilos no pensaba tener ningún gen de la delgadez que me librara de la culpa del pecado de la soberbia por tener un cuerpo bien proporcionado: es más, socialmente es un pecado bien visto...

Cumpliendo con la tradición acabé las fiestas de Navidad hincándome (bien acompañado) una caja de bombones enterita, para dar paso a empezar un régimen que cumplo desde hace seis dias.
Feliz templanza...

4 comentarios:

Sarashina dijo...

Dime dónde está el gen ese que me lo quite, que a veces me parece que en vez de uno tengo dos. Menos mal que lo compenso con largas épocas en que como la mitad de la mitad.
Lo que verdaderamente es preocupante es que esta sociedad se preocupe tanto de la delgadez, la obesidad, el físico y el químico. Naturalidad, naturalidad y equilibrio personal, con eso los kilos, la mollas y demás, todo debería dar igual. Y menos mirarse el ombligo, que es que parece que no hay otra cosa en el mundo.
Hiciste pero que muy bien en comerte la caja de bombones. Faltaba más.

Mameluco dijo...

Yo debo tener ese gen replicado en mi ADN unas cuantas veces. Yo me libré de la mili por gordo, para algo me sirvió. Soy gordo y lo asumo, sin gen o sin él.
Pesar 150 kilos no sé si da una perspectiva diferente de la vida o no. Yo lo que ya no hago son dietas de esas, que son perniciosas para mi precaria salud mental.

Lo que si es normal que existan esas publicaciones. Uno se queda muerto de la cantidad de revistas que existen sobre cualquier cosa, más sobre esta "lacra" que nos invade en el primer mundo. Pero que le vamos a hacer, si como decía mi bisabuela estamos "comiasos" (para los no cordobeses "comiazos" o sea bien nutridos).

Oshimatoti dijo...

Buenas noches, noctámbulos lectores:
Veo que ambos, además de trasnochadores, teneis buena gana, síntoma inequívoco que con una buena mesa mejora el humor y la chanza...
Me cuesta trabajo hacerme a la idea que exista gente que no disfrute con el buen llantar...

Dave NeWaza dijo...

Si de mí dependiera, hasta me comía el gen ese...