domingo, 8 de febrero de 2009

La magia del cine...

Mientras escribia un comentario en el blog de Dave, me surgió la expresión "magia del cine".

Afirmo que el cine tiene magia : proclamo que hay algo mas que metraje, cinta, bits o actores con su vestuario y demás martingalas. Hay algo que no se puede definir solamente con expresiones como arte o emoción, y que apenas explican otras como guión o efectos especiales carísimos.

Intuyendo esa magia, ya Lewis Carroll en su conocido "A través del espejo y lo que Alicia encontró allí", donde la imagen proyectada (por uno mismo en un espejo) es el catalizador de un mundo mágico paralelo, apostaba por las sensaciones de ver un mundo con vida propia en un escueto plano de dos dimensiones. Dejando de lado experíencias mágicas al otro lado de la pantalla como el maravilloso Roger Rabit o el de dudoso gusto de Jack Slater en "El último gran héroe", es en nuestro lado de la pantalla donde la magia se encuentra...
La magia no se mide ni se puede cuantificar de forma objetiva: se puede oler, ver o simplemente sentir. Cuando oigo decir a Guido "Principessa" o resuenan los acordes de "Wand'rin star" cantada por la voz rota de Ben, cuando veo la cara de Totó llorando cuando Alfredo está inconsciente: ahí hay magia...

3 comentarios:

Sarashina dijo...

Claro que hay magia, Oshimatoti, la magia del arte, la magia de la vida hecha arte. Mira que me gusta ver pelis hecha un rosco en el sillón, pero creo que la magia máxima se consigue en la sala oscura, con esa determinación que se toma de ir y sentarse allí para dejarse embaucar. Y para magia las pelis antiguas, en blanco y negro a ser posible, con esos doblajes tan característicos, y aquellos actores y actrices llenos de glamour y leyenda.

Mameluco dijo...

Es cine es magia. Pura magia.
Y está en el espectador. Y es por eso que se llama, y a lo que recurría tantas veces el cutremaravilloso Ed Wood Jr., la "suspensión de la realidad". Si una película es buena es pan comido. Pero aún en una película regulera, el espectador con ganas puede disfrutar de esa magia.
Y por supuesto, está eso que es indisoluble al individuo, que es el gusto. Porque a mí, poe ejemplo, "La vida es bella" me parece un tostón precisamente porque no puedo hacer ese ejercicio del que hablo, cosa que hago con películas bastante peores objetivamente.
Yo me emociono más en los duelos de la pelis de Leone. Eso si que me pone los pelos como escarpias (y no me refiero a estas obras maestras como las películas peores, of course, más bien a otro tipo de pelis italianas como las de Bud y Terence)

Dave NeWaza dijo...

Bajo mi punto de vista, es el espectador el que aporta el maná, o "dados de energía" para que la magia se presente en su pleno apogeo.

Si eso, amigo, no hay truco que funcione...